martes, 19 de junio de 2012

EDIFICACIONES EN TORRE


(Nota publicada el día 29 de marzo de 2012)

                   A pesar del tiempo transcurrido y, como en otras oportunidades, la discusión por la construcción de edificios surge nuevamente a partir de importantes intereses económicos, que se ven enfrentados con el reclamo de los vecinos, quienes defienden su calidad de vida, seriamente afectada por esta situación.
Disponemos en nuestra memoria muchas situaciones similares, que nos hablan de este enfrentamiento: La instalación de Casinos provinciales, “Le Quartier de la Montagne”, el ruido y alteración de la vecindad por la instalación de locales bailables, habilitación de actividades multitudinarias sin contar con mínimas condiciones de seguridad, etc., etc.- Pero, lo más grave de estos hechos, es que se produjeron de la mano de “insensibles e interesados” funcionarios públicos, que olvidaron cumplir con su principal finalidad: defender el bien común.
Felizmente hoy, contamos con una importante reglamentación: nuestra Carta Orgánica Municipal. Esta normativa de carácter superior, subordina todas las acciones municipales al bien común y también nos habla que debe protegerse al medio ambiente; que tiene que lograrse un “balance energético”; también determina la obligación del Municipio de preservar y mejorar los recursos naturales; establece el derecho de las personas a la ciudad y a la intimidad; impulsa un desarrollo urbano equitativo y sustentable; promueve el “Estado del Bienestar” y además nos dice que “…Son sus principales objetivos lograr una Ciudad funcionalmente equilibrada, integrada y articulada con su entorno metropolitano, rural y natural, ambientalmente sustentable, socialmente equitativa y con una participación efectiva de sus vecinos.” (Carta Org. Municipal – Arts.11º , 12º , 14º, 23º, 26º, 37º, 38º, 73º, 74º y concordantes).
Todo lo expuesto, me lleva a reflexionar respecto a nuestros derechos como ciudadanos de esta hermosa ciudad pero, necesariamente debemos ser conscientes también de nuestros deberes como vecinos. Disponemos de un derecho a la ciudad y al mismo tiempo debemos defender el bien común que, aunque nos resulte extraño, este deber nos permitirá ejercer aquel derecho.
Cuando algunos vecinos defendimos las laderas de nuestras montañas, nos movilizaba  nuestra calidad de vida y la de nuestras futuras generaciones. Importantes intereses económicos se imponían por sobre el bien común y utilizaban todo tipo de diatribas y mentiras. Que las inversiones traían progreso, que se aseguraba la defensa del medio ambiente, que se mejorarían los recursos paisajísticos, que además se dispondrían fuentes genuinas de provisión de servicios, etc., etc. Los resultados están a la vista: el deterioro del medio ambiente se hizo efectivo, la contaminación visual existe, la flora y fauna se encuentran seriamente en peligro y nada de lo falsamente prometido, se cumplió; el Municipio les proveerá el agua que no disponemos y les facilitará los servicios sanitarios que todavía no disfrutamos. Inexorablemente el bien común sucumbió bajo las fuertes presiones de la especulación inmobiliaria, prevaleciendo nuevamente el interés económico sobre el interés general.
¿Pudo esto resultar de otra forma? Indudablemente que, si hubiera existido la Carta Orgánica que hoy disponemos y un mayor involucramiento de los vecinos (que en aquellos momentos fue escaso), se podría haber revertido la decisión final de un Concejo Deliberante que cedió ante las conveniencias y presiones del poder económico.
Hace pocos días, en oportunidad de la convocatoria al Foro Urbano Ambiental por parte del CPUA, se puso a consideración de la opinión pública la cuestión de las edificaciones en torre. Pude observar que se expusieron en defensa de estos emprendimientos, expresiones tales como: “no permitir su construcción afectaría la inversión y el desarrollo”; “permitir los edificios en torre contribuiría al turismo y en nada afectaría ello el medio ambiente”; “si bien los servicios se verían seriamente afectados, todo ello era responsabilidad del Estado Municipal”; “impedir su construcción detendría el progreso de la ciudad”; etc., etc.-
Por otra parte, los vecinos expresaron su oposición a estos fundamentos y hablaron principalmente de la débil estructura de servicios existente, la cual sería puesta en serio peligro de seguir con este tipo de construcciones (cuestión ésta corroborada desde las prestadoras de servicios que se encontraban presentes) y, dejaron debidamente sentado, que los mayores costos serán afrontados por todo el pueblo; afirmaron que el deterioro visual que estas torres imponen, es por demás importante; expresaron que les preocupa la mayor densificación que esas edificaciones producen y la complejidad de situaciones que traen aparejadas (tránsito vehicular, estacionamiento, etc.); se mostraron preocupados por la invasión a su privacidad y la afectación de su calidad de vida; aseveraron que el turismo y la inversión no se verían afectados, máxime si se recurría a nuevas e innovadoras políticas de promoción y desarrollo turístico; etc.
El debate fue interesante y la participación importante, pero no suficiente. Tal como lo expuse en esa oportunidad, nuestra localidad dispone de algo más de ochenta mil habitantes quienes son los actores principales y, a ellos les pertenece esta ciudad, no a cien o quinientas empresas desarrollistas. Por lo tanto, debemos tomar conciencia de esta realidad y del futuro que nos espera; este último será consecuencia directa de nuestros actos y decisiones.
Ceder estos importantes espacios participativos, provocará reiterados e insuperables problemas en nuestra sociedad y afectará severamente el nivel de vida y desarrollo de venideras generaciones. Por ello, me permito convocar a un mayor compromiso y participación de parte de los ciudadanos. Todos tenemos el deber de transformarnos en verdaderos actores sociales, integrando centros vecinales y demás instituciones intermedias, pero también exigiendo a esos entes la defensa de nuestros intereses como comunidad y nuestros derechos como personas.
                                          José Luis Rigazio

Nota: Recomiendo expresamente la lectura detenida de nuestra Carta Orgánica Municipal. Gracias.

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